viernes, 10 de abril de 2015

Guardo especial recuerdo de mi primer viaje en pareja. Túnez es un país maravilloso. No sólo por las estupendas playas y paisajes, también por la amabilidad y el encanto de su gente. Nuestra aventura tunecina arrancó un 29 de junio. Volamos con la compañía Tunisair y todo transcurrió con total normalidad. El viaje desde Valencia dura poco más de hora y media y sobre las 17.00 horas aterrizamos en el aeropuerto de Túnez
Una vez superados los trámites burocráticas y la soporífera espera en las cintas, empezaron las vacaciones. Si bien habíamos aterrizado en la capital del país, nuestro primer destino era la ciudad costera de Hammamet

Un autobús con un representante de Iberojet recogió a todos los españoles y los fue repartiendo por sus respectivos hoteles. En nuestros primeros dos días en Hammamet nos íbamos a hospedar en el Iberostar Phenicia, un hotel muy semejante a los todo incluido que se puede encontrar en el Caribe: comida y bebida a todas horas, animación constante, piscinas y acceso directo a la playa.
En nuestra primera noche allí decidimos no salir del complejo. Cenamos, vimos un espectáculo de acrobacia y a dormir. A la mañana siguiente nos marchamos de cabeza a la playa, previo paso por el buffet del desayuno. Pasamos toda la mañana tratando de dar algo de color a nuestro cuerpo blanco nuclear, mitigando la sofocante calor con constantes inmersiones acuáticas. Ya por la tarde, visitamos la medina nueva de Hammamet y practicamos el entretenido a la vez que desesperante arte del regateo en nuestras primeras compras. Para acabar el día, regreso al hotel y a descansar.
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